Pues me encontré un libro de poesía erótica cuyo título es el mismo de este post… y estaré transcribiendo aquí algunos de los versos que más me gustaron…
Los primeros son de un poema llamado Yo te escribo… de Kydia Mateos (uruguaya)
Porque antes que tú nacieras
yo te inventaba un rostro
y salía a gritarlo
por las noches abiertas.
Porque todo mi tiempo
nació cuando me amaste
y te di el primer llanto
sin que tú me dolieras.
Estos otros son de un poema llamado Oculto de Liz Durand Goytía de México:
Hazte fantasma
en el castillo de mi cuerpo,
habítame,
láteme,
suspira,
muerde,
toma;
después
oculta cada letra de mi nombre
y pierde para siempre
mi memoria.
Y estos últimos son de la traducción al español de un poema llamado Loucura, de Marilú Duarte, de Brasil:
Qué es el amor, sino
vivir este momento, eternamente,
aunque sea hoy solamente.
Estos versos son de María de los Ángeles Agis, de Argentina:
(…) y si ves que una lágrima escapa de mis ojos
disimula, y no preguntes nada,
y abrázame
en la complicidad de tu silencio.
(…)
Deja que me refugie en tu ternuna,
si en los recuerdos del pasado
sin querer me sumerjo.
No quieras saber nada.
Compréndeme en silencio.
Y deja que mis manos se cuelguen de tu cuello,
y si lloro y me quiebro
como un vaso que estalla
entre tus manos
no me preguntes nada
y guárdame el secreto
de tener débil y quebradiza el alma.
Y un poema completo de ella misma:
Cuando mi cuerpo sangre
su último dolor
tú me estarás doliendo.
Cuando mi boca esboce
el último suspiro
sin que nadie lo advierta
mencionará tu nombre.
Cuando mis pobres ojos
se claven en un punto
con ese velo turbio
de mirada final, yo te estaré mirando.
Y aunque ausente de mí,
si una última lágrima
rodara en mi mejilla,
aunque nunca lo sepas,
habrá sido por ti.
Y del español Juan Angulo, versos de sus poemas No me des:
No me des amor, grandes amores,
sólo quiero un beso
de esa boca tan cerrada.
Y de Quiero:
Quiero ser sal en la boca,
fundirme en tu saliva;
sin que me sepas.
Este que sigue es un verso de La nostalgia, de Sima Baher, de Irán, es sólo un verso, pero como estoy "ennostalgiada" con alguien, pues "me llegó", jajaja:
Tengo nostalgia de ti.
Y otros dos versos, ahora de Abril, del argentino Efraín Barbosa:
Guardo todo el otoño en tu regazo
porque vivo el milagro de tenerte.
Y ahora del mismo Barbosa, de su poema Creciente:
Temida inundación, la de tus lágrimas:
no saben resguardar ningún secreto.
Y, para terminar por hoy, de Élida Berelejis, de Argentina también, un extracto de uno de sus poemas:
Quiero que te sientas
en el legítimo derecho de olvidarlos.
(…)
Aquél que te dí en los ojos
todavía arde en sus brasas;
el que se te enredó en los hombros
se humedece en salivas y sudores.
(…)
el que te dí en la boca trastabilla de puro borracho;
el que se fue resbalando por tu piel
de arriba hacia abajo
y cuando te llegó a destino
te quemó la sangre hasta arrojarte el grito,
no lo pierdas,
sería un derroche malgastarlo.
Aquí te doy el último
mordido
éste lo dejo a tu libre albedrío.
Ahora escribo estos versos del poema Sangre loba, de Karina Berguenfeld, de Argentina:
Hay mañanas en que tengo la sangre dulce
frutada
y cada beso mío forma una estrella.
Otras sangro de cada cicatriz,
de todas las heridas, de toda mi existencia
y es tan maldito el dolor
que me pongo un varón adentro como quien se hace un
vendaje.
Si es día fértil,
en cambio,
late el vientre su herida de bala,
al fondo
suplico humedad,
aúllo,
me abro de sur a norte
en cuatro estacas
igual que cualquier hembra
lista a parir.
Y estos versos de Insomnio, del cubano Jorge Bousoño González:
(…) es imposible
detener estos dedos
tan ávidos por transformar en tinta
estos versos
que no me dejan alcanzarte.
Y también de Jorge Bousoño su poema Qué difícil:
Qué difícil jugar al tiempo después de conocerte.
Respirar profundo como manecillas de reloj
para no salir corriendo tras de ti
sin marcar los segundos.
Enfrentarte sueño dorado, azul, verde
y quedar ahí,
entre las ansias y el miedo de espantarte,
extasiado cara con cara,
idea con idea,
sin estirar el brazo para palparte,
para decirme: ¡Es Real!.
Qué difícil cautivar esperanzas.
De Olga Inés Cabezas, de Cuba, extraigo versos de tres de sus poemas. Primero, de La extraña:
¿Quién es esa mujer que juega a que te ama?
Se suelta el pelo cantando tu presencia.
Corazón de luna y mano blanca
desgarra tu vestido.
De La luna:
Mi amor tú eres la luna,
caminas este firmamento pintando trayectorias para mí.
Para mis manos.
Yo sé cómo besarte.
Sacarte los colores, los suspiros.
(…)
Amo como te desnudas.
(…)
Soy fiel amante aún en días como estos.
Vuelvo a ser noche si tú existes.
Si tú insistes en perderte.
Y yo en ti.
Y finalmente, de Pronóstico:
Para saber que eres de aquí
es necesario ver como mueres cuando amas
y morirse contigo.
De Agustina Fernández de Soler, de Uruguay, escribo su poema El primer paso:
Yo
mujer de barro iluminado
me desnudo a tus ojos.
Destellos ancestrales
invaden redondeces,
bucean orquedades.
Sin tocarme
me estremece
tu mirada de fauno mitológico.
Y se excita mi piel
y me laten los pulsos desbocados
presintiendo tus manos
y tu boca
ascendiendo a mis cimas,
rodando en mis laderas,
hundiéndose en las grutas
que aguardan expectantes.
Te incito,
no te atreves
y doy el primer paso.
Mis manos al tocarte
son manzanas maduras.
Se desborda tu hombría,
eriges la serpiente
y me tomas.
En un rumor de frondas
traspasas mi espesura.
Y también de Agustina Fernández, de su poema No salgamos, elijo estos versos para escribirlos aquí:
No salgamos.
(…)
Quedémonos,
hoy no quiero compartirte con nadie
ni con nada.
Yo seré huracán,
lengua-arena,
sol,
cielo,
lava fluyendo al penetrarte
y remanso
después de la fatiga.
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